Liderada por el Departamento de Estado norteamericano, veintisiete países han suscrito una declaración conjunta donde se recoge el compromiso de mantener el orden internacional y de proteger los derechos humanos frente a ciberataques u otras amenazas en el ciberespacio que sean destructivas o significativamente desestabilizadoras.
Con ello, los firmantes declaran ser Estados responsables que defienden el orden internacional basado en normas, y reconocen su papel en la protección de los beneficios de un ciberespacio libre, abierto y seguro para las generaciones futuras.
Con ello, se pretende desarrollar e implementar medidas prácticas de fomento de la confianza para ayudar a reducir el riesgo de conflicto derivado de incidentes cibernéticos.